Victoria Díez   desde Hornachuelos
 

El 25 de noviembre del 2015 una nota publicada en el blog Con la cámara en el bolsillo contaba la historia de uno de los iconos urbanos de Montevideo: el grafiti "Ánimo compañeros, que la vida puede más", que está sobre una casa en Boulevard España casi Durazno, en el Parque Rodó. Ese mural está así desde, cuenta esta historia, el 26 de noviembre de 1984, años de reapertura democrática en nuestro país.

El grafiti parecía estar firmado por Victoria Diez, pero resultó ser que, según una nota publicada en El País por el periodista Luciano Álvarez, que Diez no fue la autora de este pintada, sino que es su musa inspiradora. Diez fue una maestra española que transformó el pueblo de Hornachuelos, en Córdoba, en los años 30. Cuando estalló la Guerra Civil de España Diez fue conducida a declarar y, días después, fue una de las víctimas de "el paseo", una modalidad de crimen utilizada por el régimen.

 

La historia de una pintada que sobrevivió 30 años

Taparon "el grafitti mas duradero del mundo". DESGRACIADOS !

Taparon "el grafitti mas duradero del mundo". DESGRACIADOS ! 

Hoy de mañana me llamó un amigo para avisarme que estaban mencionando a este porque un vándalo inescrupuloso   había tapado el que yo hace unos años di en llamar "el grafitti mas duradero del mundo".

Este martes un grupo de jóvenes volvió a pintar una frase emblemática para Montevideo, en la esquina de bulevar España y Paullier


Una mujer que pasa por bulevar España y Juan Paullier

mpañeras? Hay una decena de jóvenes de entre 18 y 20 años por la vuelta, pintando, pero la que le contesta es protagonista de la historia, Cristina Badán. Le dice que no, que la original es: ¡Ánimo, compañeros, que la vida puede más! Cuando la mujer se va, Badán les comenta, sorprendida, a sus compañeras que es increíble como cada uno interpreta lo que quiere. Ese es el encanto de la inscripción. Hace casi 30 años que la pared de la residencia estudiantil para mujeres de la congregación religiosa Institución Teresiana, para la cual Badán trabaja, dice lo mismo. Sus orígenes se remontan a la guerra civil española.

La palabra compañeros podría remitir a la política y la idea de que la vida "puede más" bien podría ser una arenga optimista, pero lo cierto, dice Badán, es que se trata de las últimas palabras de una mujer a punto de ser fusilada por el bando republicano. Sí, de izquierda. También tiene un trasfondo religioso, dado que se trata de una figura importante para los teresianos.

Su nombre era Victoria Díez.

Era maestra, servía a la iglesia y les daba clases a otras mujeres con la idea de que salieran adelante por sus propios méritos. Pero su mala reputación con los republicanos torció su suerte y la puso en el mismo camino que un grupo de hombres que iban derecho al pelotón de fusilamiento. Lo último que se recuerda de Díez fue la frase de ánimo para sus compañeros de infortunio, que hoy tiene hasta su propia canción, relata Badán. "Lo que la mató fue la intolerancia que se genera en momentos de violencia desatada".

La frase se puede encontrar en varias versiones en la web, pero antes de 1988 prácticamente no existía en el imaginario montevideano. En el muro de la residencia solo se podía leer consignas políticas. Un día de primavera de ese año, cansada de rascar las paredes, Badán compró un poco de cal, pintura azul, y sacó el pincel para rendirle homenaje a Díez. Desde entonces ya perdió la cuenta de la cantidad de veces que esa frase se volvió a pintar y de la cantidad de interpretaciones que los transeúntes y vecinos le han dado. Hace algunos días el muro amaneció graffiteado y el clamor popular se hizo sentir. La gente llamaba, pasaba por la casa o comentaba en las redes sociales lo triste que era perder ese pedazo de patrimonio. Así fue que este martes, con un poco de pintura blanca y un nuevo diseño, un grupo de jóvenes de la residencia devolvieron la frase al lugar del que nunca debió salir. 

Cristina Badán  (secretaria de la residencia estudiantil teresiana)

se detiene ante un muro verde, piensa unos segundos y pregunta. ¿La frase no decía co





Residencia Universitaria de Montevideo (Uruguay)

Ánimo, compañeros, que la vida puede más!

     El graffiti pintado en el centro de la fachada de nuestra Residencia, ya no nos pertenece, hace tiempo que pasó a ser patrimonio de la ciudad.

      La historia de este graffiti se remonta a los años 90 cuando miembros del equipo de esta casa decidieron plasmarlo allí como respuesta a las continuas pintadas que sufría aquella pared.

      Ánimo: esta palabra es un desafío al cansancio, al agobio, al ritmo vertiginoso que nos impone la vida cotidiana en Montevideo

      Compañeros: nos estimula  a sentirnos hermanos, con una misma búsqueda y un mismo sentido vital; nos invita a ser comunidad ciudadana.

      Que la vida puede más: es un reto a vencer el dolor y la desesperanza. Es un llamado a la vida, a aferrarse a todo lo bueno que nos hace crecer como personas y como sociedad.

     Ánimo compañeros que la vida puede más es todo un lema, sobre todo si consideramos el testimonio de quien lo dijo, Victoria Díez. Ella fue una mujer joven, maestra, y miembro de la Institución Teresiana que, en circunstancias donde debió optar entre su vida, sus ideales, y su fe en Jesucristo, decidió ser fiel a lo que creía.

     En medio de un grupo de diecisiete hombres mientras caminaba rumbo a La Mina donde serían fusilados durante la guerra civil española, los animó a pasar por el trance más doloroso, con esta frase.

    Cada vez que se despinta el muro (para volverlo a pintar) la gente que pasa por bulevar España caminando o en vehículo, se queja por ver desaparecer las palabras, que, según ellos, pertenecen a los vecinos, al barrio, a la ciudad.

   Nos gusta ser parte del paisaje metropolitano.

Institución Teresiana Graffiti. Montevideo. Uruguay.


 

    


 

“ De tarde prendí la tv en el canal 10 de aquí y había un programa titulado “CONSENTIDAS” en el que tres conductoras realizan una entrevista a personas generalmente famosas. Ya estaba terminando y le dijeron al entrevistado que escribiera un epitafio, cuya frase fuera algo por lo que le gustaría le recordaran. Contestó que iba a “plagiar” una frase que había visto en un muro cerquita de donde había vivido que le había dado ánimo cuando estaba “bajoneado” y también la usaba con sus compañeros cuando les pasaba lo mismo. La frase era:"ánimo compañeros que la vida puede más”. Todas conocían la frase y el muro donde estaba escrita”

(María Camino Trapero (Montevideo-Uruguay)